viernes, 26 de noviembre de 2010

Una semana mas...El retorno del jugador notable


Una semana mas volvimos a escuchar el mismo nombre y la misma sucesión de apellidos e incluso de epítetos que algún afamado periodista, en plan irónico, le brindó hace ya unos años. Como no, nos referimos al delantero del Schalke 04: Raúl González Blanco (también conocido como "el muerto" o "el que nunca hace nada")

Nos referimos si, a ese jugador que hace unos años se erigía como el gran adalid, santo y seña de un madridismo en sus mejores horas, pero también a ese mito caído que muchos que antiguamente le admiraban definían en sus últimos tiempos merengues como "alguien que se arrastra por los campos". Ese jugador últimamente tan errático (según sus detractores) el fin de semana pasado marcó un hat trick y esta jornada de Champions fue partícipe de los 3 goles de su equipo ante el Olympique de Lyon y que sellaron la clasificación para octavos de final del club de Genselkirchen. Pero aunque pueda parecerlo, éste no es un artículo basado en el ventajismo, sino una descripción a lo que es (aunque muchos piensen que estaría mejor explicado lo que "ha sido") Raúl Gonzalez Blanco.

Raúl nunca fue un jugador sobresaliente en ninguna de las facetas del juego, pero tampoco tenía claras carencias en su repertorio; quizás por eso, unido a su insuperable trabajo y capacidad de superación ha llegado a ser lo que es. Raúl nunca fue un goleador, no era un 9 matador, pero tenía gol; no era un regateador, pero desequilibraba; tampoco era un velocista al estilo Cristiano Ronaldo, pero tenía su punta de velocidad; no era un jugador de banda, pero podía jugar por esas zonas; ni era un rematador de cabeza, pero la utilizaba siempre que la necesitaba. Eso es Raúl, un jugador sin carencias.

Quizás demasiado poco espectacular para los individuos que otorgan los premios individuales o, como se dice hoy en día, en este mundo mas globalizante que globalizado, poco mediático. Hasta en ese aspecto tan extradeportivo nunca fue un jugador puntero. Por ello, no hemos dudado en llamar a Raúl "el jugador notable", ese ejemplo de como un jugador puede ser capaz de partir de una base muy buena y no parar de adaptarse y crecer tanto individualmente, como de manera colectiva hasta el día de su retiro.

No es objeto de este pequeño fragmento de frases adornar su pasado ni exigir un mérito que en su día no le fue otorgado (a pesar de que llego a ser el mejor del mundo) su palmarés habla mejor de ello que cualquier, éstas palabras van en contra del sentido que toman todos estas opiniones periodísticas que lo siguen enterrando empeñados en jubilarle anticipadamente, no es esa la finalidad, sino mas bien la contraria.

Raúl es de esa clase de jugador que se autorecicla y se conoce como nadie, capaz de cambiar sus principales características de juego, sin dejar de incidir de manera total en el juego de su equipo, ese jugador que, con el despliegue que realiza con el balón en los pies y, sobre todo, sin él en labores tanto defensivas como de carácter táctico, cualquier entrenador del mundo le gustaría tener en su once.

Por ello, por su afán de superación, por su ambición ilimitada y, por eso que tanto achacamos a muchos jugadores talentosos cuando carecen de ello, y que al madrileño le sobra, como es amor por este juego, que a veces y gracias a individuos como él llega a convertirse en arte; y aunque muchos se empeñen en decir lo contrario, Raúl jugará a gran nivel hasta que su cabeza y no su cuerpo, lo decida.

“Juega como un ángel. Corre tras todo lo que se mueve. Descansa sólo cuando ve cumplido su objetivo: ganar. Tiene orgullo lleno de deseo de victoria, de desafíos gigantes, tiene un gen de más, el ganador. Es Raúl" Jorge Valdano